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Las funciones de la Fundación San Antonio María Claret se resumen en una que deriva de su vocación eclesial:

El servicio al hombre desde la vivencia del Evangelio

Cuando hablamos del hombre estamos considerando:

  • El hombre completo, en sus dimensiones material y espiritual.

  • Todos los hombres de todos los tiempos, sin reparar en sexos, edades, razas, origen, condición socioeconómica, ideología, religión, o historia personal.

  • Todas las sociedades en que los hombres se articulan y organizan, desde las asociaciones de personas constituidas para diversas finalidades hasta la sociedad política y sus entramados nacionales o internacionales.

Para ello la Fundación actúa en los mismos lugares en que Monseñor Domingo Oropesa desarrolla su función de pastor, hoy la diócesis de Cienfuegos, en la República de Cuba.

Hoy se consideran tres grupos de actividades:

1.  Actividades al servicio de la dimensión material de la persona son las de desarrollo humano, destinadas a cubrir las carencias graves que afectan a las personas de su entorno.

Estas carencias afectan a diferentes segmentos de población, pero muy especial, aunque no exclusivamente, a la infancia y la tercera edad, así como a las personas con discapacidades físicas, psíquicas o sociales.

Entre ellas figuran:

  • las necesidades inmediatas de apoyo a las estrictas necesidades de subsistencia piénsese que con 2 € se puede alimentar a una persona un día; y

  • otras necesidades de calado temporal como la rehabilitación de viviendas para personas necesitadas y de la tercera edad, y la construcción y rehabilitación de residencias ordinarias o asistidas.

2.  Las actividades al servicio de la dimensión espiritual de la persona son también de desarrollo humano, destinadas a cubrir las carencias graves que afectan a las personas en materia espiritual, tanto las meramente humanas como las de conocimiento de Jesucristo resucitado, que nos está esperando en todos los rincones del camino de nuestra vida para darnos el agua que sacia totalmente nuestra sed.

Entre estas últimas figuran:

  • materiales para la formación de laicos y catequistas, y para impartir la catequesis de niños, jóvenes, adultos y personas mayores;

  • materiales para la organización de centros de orientación familiar;

  • organización de convivencias para personas de todas la edades, pero muy especialmente para niños y adolescentes.

3.  Para desarrollar ambos tipos de actividades es necesario también acometer la reparación, rehabilitación y construcción de templos, y de edificios donde realizar la labor pastoral, tanto de atención a las personas como para proporcionar alimentos y productos básicos.